Escribo esta entrada a raíz de una anécdota que me sucedió hace un par de semanas, cuando aproveché que pasaba junto a un punto de venta de ereaders en la sección de libros de El Corte Inglés para preguntarle a una dependienta si podía comprar ebooks allí llevando mi lector. Su respuesta fue que me informara en la sección de informática, porque allí no tenían ni idea y el puesto de venta de ereaders solo era eso, un puesto de venta.
Todos los estudios nacionales y extranjeros sobre libros y lectura señalan que los ebooks ganan fuerza a pasos agigantados, pero resulta que si quieres comprarlos en un comercio tan importante como el mencionado, en la sección de libros no saben asesorarte al respecto. Yo entiendo que el ebook y el libro tradicional no son exactamente lo mismo, ¿pero no están lo bastante emparentados como para que las dudas sobre el primero las respondan donde se vende el segundo?
Bastante indignado decidí acercarme a La Casa del Libro, a ver si tenían el mismo despiste y sus dependientes demostraban la misma intolerancia a la tecnología que los anteriores. En este caso me informaron directamente de que allí no podían comprarse ebooks, pero que en su día contemplaron la posibilidad. Si al final no lo hicieron fue porque <<se formarían unas colas enormes y entonces no se podría hacer lo que hacemos aquí, que es vender libros>>.
En algunas de mis entradas anteriores sobre ebooks he criticado a la industria del libro (editores, libreros y distribuidores) por no hacer los deberes impuestos por el ebook y dejarse arrollar por Amazon. Es cierto que cadenas como La Casa del Libro y la FNAC se han puesto a ello recientemente, pero parecen haberse centrado en "imitar" a Amazon, adoptando como propio un dispositivo de lectura. Sin embargo, creo que han desaprovechado la oportunidad de establecer un espacio físico donde comprar ebooks, ereaders y asesorarse sobre ellos. Seguramente l@s menores de cuarenta años se fían lo bastante de Internet como para manejarse con los libros digitales, sus DRMs, sus actualizaciones... Pero l@s mayores siguen viendo con desconfianza el cacharro, y pedirles que compren los ebooks en Internet me parece un salto de fe demasiado grande. Amazon soluciona esa resistencia con su compra en un clic, pero los demás...
No tengo ni idea de la inversión necesaria para establecer puntos de venta físicos de ebooks en las librerías, pero no parece tan descabellado: un par de pantallas donde consultar los títulos disponibles, conexión wi-fi, puertos a los que enganchar los ereaders para las descargas, un par de muchach@s que resuelvan las dudas... En resumen, un espacio que haga fácil y atractiva la experiencia de comprar un ebook. Sé de gente de cierta edad que, por no pelearse con el cacharro e Internet, deja que amigos o familiares le llenen el aparato con ebooks pirateados. Ya no sé cuantas veces he dicho (y escrito) que una de las claves para reducir la piratería de libros es facilitar el acceso "legal" a los ebooks. Mientras un@ vaya a una librería a preguntar por ellos y le respondan que se vaya a informática, seguirá pensando que no son libros y, como quien va a la frutería pidiendo kiwis y le dicen que allí solo hay naranjas, pues comprará naranjas... o nada en absoluto.